El alto porcentaje de niños con dificultades en el aprendizaje y de bajo rendimiento escolar en las instituciones educativa ha hecho que los procesos de intervención psicopedagoga cobren más sentido. Se trata de definir las pautas y acciones concretas para mejorar el proceso de enseñanza/aprendizaje
El punto de partida de un plan de intervención psicopedagógica es diagnosticar y analizar las necesidades de los alumnos; planificar y diseñar cuáles serían las acciones a tomar frente a ellas; idear cómo se llevarán a cabo dichas acciones; y luego de llevarlo a cabo evaluar su efectividad.
La intervención psicopedagógica ayuda a potenciar las fortalezas y a desarrollar las áreas que se identifican para mejorar el rendimiento académico y, con ello, la autoconfianza y bienestar personal.
Además, conlleva el diálogo e intercambio con docentes, preceptores, tutores y equipo de gestión directiva. Interconsulta con profesionales intervinientes en las situaciones específicas de cada alumno. Seguimiento de los alumnos en el transcurso del ciclo lectivo.
Una vez que la persona es evaluada, comienza la intervención psicopedagógica, mediante un programa de Intervención propuesto en el Informe Psicopedagógico. En ocasiones, en la entrevista inicial la familia aporta informes escolares y clínicos, en este caso y si los informes son recientes, comenzamos con la intervención directamente.
La intervención psicopedagógica suele tener una periodicidad de 2 sesiones en semana. Dichas sesiones son individuales o en grupos reducidos (de 2 a 4 personas) pudiendo asistir de manera presencial o bien acogerse a la modalidad online. Durante todo el proceso se establece un plan de coordinación tanto con la familia como con el centro escolar, también con profesionales del ámbito clínico, como neuropediatras, psicólogos, psiquiatras…